Utiliza el tema para desviar la atención de la huelga
El Gobierno aprovecha la presidencia de la UE,
para
endurecer, más aún, su postura sobre inmigración
10 de
junio de 2002
Un tema (en principio subsidiario en la agenda de la presidencia española) se ha convertido en el eje en torno al que giran todas las declaraciones y esfuerzos del Gobierno: la inmigración. Y ello, por haber sido elegido para intentar desviar la atención de la Huelga General del próximo 20 de junio. En los seis meses de presidencia, de manera progresiva y al hilo de acontecimientos europeos y nacionales, el Gobierno español ha ido endureciendo su postura sobre inmigración, siguiendo la estela de los países de la UE con políticas o proyectos de extranjería más restrictivos (Italia, Dinamarca y Austria).
La
inmigración no era una prioridad en la agenda de la Presidencia española, que
tenía intención de centrarse, tal como dice el Programa publicitado en el inicio
de la presidencia, en la lucha contra el terrorismo, la introducción del euro,
las reformas económicas y sociales, la ampliación de la Unión, la política
exterior europea y el futuro de Europa. De las 22 paginas del Programa, la
inmigración ocupa apenas un párrafo, en el que el Gobierno español se compromete
a dar un impulso a los temas más retrasados en la creación de una política común
de asilo e inmigración, impulsando las propuestas de directivas
pendientes.
Es a
partir de Mayo cuando el Presidente del Gobierno y el Ministro del Interior,
comienzan a hablar de que la inmigración va a ser una prioridad en el Consejo
Europeo de Sevilla. Y una prioridad de la política europea. No podemos dejar de
señalar que previo a este anuncio se habían producido las elecciones
presidenciales en Francia con el ascenso del partido ultraderechista. Y el
Presidente se engancha rápidamente al discurso de que, para combatir a este tipo
de partidos, hay que ser más duro con los inmigrantes, tan duros como serian
ellos, abandonando políticas que se centren en la integración para sustituirlas
por políticas de control y de defensa.
Paralelamente
en España, tienen lugar en el mes de Mayo las ultimas reuniones entre los
sindicatos y el Gobierno sobre la reforma de la prestación por desempleo.
Comienza a gestarse la huelga general convocada definitivamente el 23 de Mayo.
Tres días después, en la cumbre OTAN-Rusia, Aznar hace una dura intervención en
la que señala que los beneficios obtenidos por las mafias que trafican con los
inmigrantes, benefician igualmente al terrorismo.
En Junio, el Presidente comienza la gira previa al Consejo de Sevilla, llevando como su primer tema de agenda a discutir con los presidentes de los países europeos, la inmigración como prioridad en el Consejo de Sevilla. Y en este contexto las declaraciones de Aznar se hacen cada vez más duras. Ponemos como ejemplo el día 5 en Luxemburgo donde advirtió que Europa no puede ser un coladero, cuestionó la cooperación con los países de inmigración y dijo que no se puede mantener el discurso de que aquí cabemos todos, ilegales y legales. Ese mismo día Aznar se reunió con Berlusconi, tras la aprobación en Italia de una nueva ley de extranjería. Tan duro ha sido el presidente español, que ha provocado que los presidentes de países como Holanda o Suecia tuvieran que recordarle que la política de migración no puede hacerse al margen de la solidaridad y la humanidad.
Y ha
sido también en este ultimo mes en el que han empezado las declaraciones primero
tímidas y relativas exclusivamente a la expulsión de inmigrantes presuntamente
autores de delitos, para ir progresivamente introduciendo elementos como la
necesidad de limitar la reagrupación familiar, eliminar las posibilidades de
regularización, establecer la obligatoriedad del aprendizaje del idioma. Y lo
que se les pueda ir ocurriendo.
Por
tanto, la inmigración se está utilizando por el Gobierno de Aznar, como la única
forma de intentar esconder la Huelga General del 20 de junio. Y, para ello, ha
utilizado la inexistente coartada de la normativa comunitaria, cuando la
realidad es que está siguiendo la estela de los países que tienen políticas o
proyectos de extranjería más restrictivos, Italia, Dinamarca y
Austria.